miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cráteres argentinos

Un informe revelador en nuestra Patagonia

Como parte de un programa científico internacional para la detección de nuevos sitios de impacto de asteroides financiado por The Planetary Society, Pasadena, CA, EEUU, una zona con más de 100 posibles nuevos cráteres de impacto ha sido estudiada en detalle en el sur argentino..

Se trata de la zona denominada «Bajada del Diablo», en la Provincia de Chubut, Patagonia, Argentina (42º 45' S, 67º 30' O). Este lugar fue reportado por primera vez por el geólogo argentino Dr. Hugo Corbella en 1987. Esta área fue estudiada a partir del examen de imágenes satelitales a color de los satélites LANDSAT 4, 5 y 7 del SSC-NASA, EEUU. La resolución máxima de las imágenes consultadas era de 200 metros. También se consultaron fotos aéreas disponibles en el Instituto Geográfico Militar (IGM) de Buenos Aires, Argentina, con resolución máxima de unos 50 metros.

En una área de 27 x 15 km aparecen más de cien posibles cráteres de impacto del tipo simple (!). Se trata de depresiones en forma de taza con el borde sobreelevado con respecto al piso de la geografía local. Catorce cráteres muestran diámetros comprendidos entre los 300 y los 1 000 metros. En muchos casos, se aprecian alrededor de cada cráter carpetas de escombros que han sido lanzadas desde los cráteres mismos durante el impacto. Estos cráteres no serían de origen volcánico. Tampoco serían dolinas o formaciones cársticas.


La imagen muestra solamente una porción de la región conocida como Bajada del Diablo, en la Provincia de Chubut, Argentina. Esta zona con cráteres comprende una superficie enorme que ubicaría a este sitio entre los mayores campos de cráteres de impacto de meteoritos gigantes conocidos en el mundo.


Bajada del Diablo en Google EarthTM



Estos cráteres están ubicados en su gran mayoría en terrenos de sedimentos fluviales de edad Terciaria - Cuaternaria (más de 2 millones de años de edad). También hay algunos cráteres sobre otros tipos de terrenos geológicos como, por ejemplo, mesetas de roca volcánica basáltica. Tal es el caso de la Meseta de Filu-Co. Las áreas de sedimentos fluviales de edad Holocena reciente, no muestran ningún cráter. Esto nos dice que el evento de impacto del asteroide es bastante antiguo, por lo menos 1 millón de años de antigüedad. Muchos cráteres han sido erosionados y borrados por la sedimentación fluvial reciente, y lo que vemos hoy, es sólo el remanente de la más abundante población original de cráteres.

Cuando una lluvia de meteoritos choca con el suelo terrestre, los fragmentos se distribuyen en la llamada «elipse de dispersión»: se trata de una zona oval cuyo eje mayor coincide con la dirección de vuelo de la lluvia de meteoritos. En uno de los extremos de la elipse de dispersión se concentran los mayores fragmentos de meteoritos o los mayores cráteres de impacto.

Curiosamente, en el caso de Bajada del Diablo no es visible ninguno de estos patrones geológicos. No hay allí evidencia alguna de una elipse de dispersión. Los cráteres, grandes o chicos, están mezclados distribuidos al azar por toda el área de la zona impactada.

Es decir que lo más probable es que el asteroide que formó este campo de cráteres fue del tipo «pila de escombros». ¿Qué es esto? Fácil: los asteroides de acuerdo a su constitución física se clasifican en dos tipos:
Los «monolíticos», formados por sólo un bloque de roca sólida.
Los «pila de escombros», formados por un conjunto de fragmentos de rocas aglutinados por la mutua débil fuerza de atracción gravitatoria. Se trata de conglomerados de rocas formados durante el choque de dos asteroides sólidos monolíticos, su fragmentación por el choque y su subsiguiente re-agrupamiento en un conjunto de escombros unidos por la mutua atracción gravitatoria.
Al acercarse a la Tierra, el asteroide del tipo pila de escombros, y de quizás unos 200 metros de diámetro, se habría disgregado por la acción de la fuerte atracción gravitatoria de nuestro planeta. Se habría formado así una nube de escombros. Los cientos de fragmentos separados por la atracción terrestre habrían luego entrado en la atmósfera terrestre por separado y finalmente habrían impactado sobre la superficie formando el campo de cráteres de Bajada del Diablo.

Mayores investigaciones sobre este interesante sitio, están hoy en marcha.





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